domingo, 4 de noviembre de 2007

PRÁCTICAS SOCIALES, DISCURSOS Y CIUDADANÍA / Jenniffer Andrea Monroy

A partir de las iniciativas del gobierno distrital los ciudadanos hemos recibido el llamado a la formación y al emprendimiento comprometido directamente con la ciudad. En compañía de una de las representaciones académicas y científicas más fuertes con las que cuenta, no solo la capital, sino el país, se ha creado el espacio para que habitantes de Bogotá nos reconozcamos en el papel de ciudadanos y construyamos, deconstruyamos y reconstruyamos una ciudad incluyente y participativa en un abierto diálogo de saberes.

A través de este proceso que se ha iniciado con el diplomado y que quizá algunos de los participantes han emprendido desde hace algún tiempo, se da el paso, en primera medida a conceptuar aquellos saberes con los que todos contamos como ciudadanos que nos hemos visto acogidos en los brazos de Bogotá. Repensar la ciudad es la oportunidad para comprenderla desde dinámicas que le son propias pero desconocidas para la mayoría de sus ciudadanos, así se articulan las prácticas establecidas y los protocolos que se han institucionalizados desde antiguos gobiernos y justificados desde diferentes ideales que los impregnan.

El hombre como dueño de su devenir y en sí como un ser histórico, ha modificado prácticas de acuerdo a los discursos que se han construido en elaboración propia a través del análisis y la reflexión crítica o a los que simplemente se ha adherido o adoptado por la efectividad de los diferentes dispositivos que lo han difundido.

A través del análisis del discurso se hace evidente como el hombre ha modificado prácticas y se ha empezado a preocupar por situaciones a las que antes no le daba crédito ni importancia. Los valores de la sociedad han cambiado a través de las diversas épocas, los ideales de progreso, higiene, sanidad y me arriesgo a incluir los de inclusión, corresponden a preocupaciones que se integran a las prácticas sociales de dos maneras diferentes que expondré a continuación.

En primer lugar hablaré del discurso que se crea a partir de intereses de poder, como lo puede ser el económico o el político; este discurso se crea a través de “necesidades” que guarda esta esfera, es así como crea prácticas y necesidades a los individuos a través de ideales que ofrece en los llamados discursos. Los discursos ofrecen una situación ideal que garantiza suplir las necesidades que paradójicamente han sido creadas por esta misma esfera.

En segundo lugar, se encuentran las situaciones ideales que se constituyen a través de las prácticas reflexivas de las comunidades, intereses y necesidades que se develan y fortalecen a partir de las condiciones sociales, las realidades y las nuevas demandas a las que se ven enfrentados. Estas al igual que las anteriores en oposición a las condiciones desfavorables crean un discurso en el que se muestran las situaciones ideales y comienza a difundirse.

No podemos caer en la ingenuidad de pensar que todo discurso que en primera lectura aparente favorecer a las clases sociales es una práctica desinteresada o que se ha constituido desde esta esfera ya que existen diferentes estrategias de difusión del discurso, una de ellas los eufemismos muy propios de realidades sociales actuales, que hacen mimetizan o “maquillan” las verdaderas intenciones. Así mismo y a riesgo de ser negativa, debo declarar que no es fácil que una intención diferente a la del poder que se ha constituido sea difundida, elaborada y adoptada con la fortaleza que lo hacen “quienes tienen los medios”.

Los medios, básicamente, ya que es una relación más compleja, son los dispositivos que ha sido creados como una maquinaria reproductora, la efectividad de estos se maximiza en la legitimación que la sociedad le ha otorgado, considerándolos cánones de verdad, (de liberación o salvación) es decir las máximas representaciones de las situaciones ideales que ahora se hacen deseables.

Es importante que aunque estemos enmarcados dentro de la idea de la ciudad y en sí de lo local, tengamos presente que estos centros (y periferias) se ven afectados por las influencias de los poderes nacionales e internacionales en sus diferentes manifestaciones.

He querido aprovechar este espacio para hacer un llamado a la conciencia, es un primer momento, tiempo de elecciones, un inicio en el que debemos aproximarnos a las diferentes realidades desde una reflexión crítica, pensar qué es lo que realmente esperamos como sujetos, como seres humanos, como hombre y mujeres y como cada uno se sienta constituido en su esencia y existencia.

Existen garantías y responsabilidades que conoceremos a través del diplomado y en sí a través de nuestras experiencias con la ciudad, estás se constituirán en herramientas que podemos tomar o no para acércanos a esos ideales de existencia y esencia propios, de cada uno de nosotros que luego tendrán encuentros con otras pueden constituirse en uno de esos discursos o mejor aún en una realidad en cada una de nuestras vidas.

El llamado es a la reflexión, la interiorización y la identificación de las necesidades reales.

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