domingo, 4 de noviembre de 2007

BOGOTÁ... ¿UNA CIUDAD INCLUSIVA? / AURA JANNETH RUIZ CASAS / Ismael Perdomo

En la actualidad es muy común la utilización del término “ciudad incluyente”; una ciudad para todos y todas, con igualdad de condiciones, derechos y deberes. Sin embargo, es imposible hablar de igualdad y bienestar social, político y económico, cuando aún persisten en nuestra sociedad condiciones que deterioran la calidad de vida y atentan contra el bienestar de las comunidades. Y son muchos los factores que hay que re-pensar para lograr una ciudad soñada: los desafíos de la urbanización, la ciudad eficiente, la pobreza urbana, la gestión urbana descentralizada, los servicios urbanos, la movilidad, el desarrollo urbano sostenible, la seguridad, la perspectiva de género, la vulnerabilidad urbana, la conciencia ciudadana, y en fin muchos otros aspectos que hacen de ciudades como Bogotá un gran complejo urbanístico con grandes problemáticas tanto sociales como económicas. Pero ¿quién tiene la culpa?...

En primer lugar, como producto del complejo conflicto social que se vive en la sociedad colombiana los valores de convivencia y civilidad que se practican tienden a deteriorarse. Los ciudadanos han perdido hasta cierto punto la conciencia de lo que significa pertenecer a una comunidad, de tal forma que en la vida cotidiana se han reemplazado las acciones básicas de convivencia por actitudes de agresividad e indiferencia, olvidando que necesitamos del otro para sobrevivir. La forma como el ciudadano se comporta hacia los demás, se caracteriza cada vez más por poseer un contenido negativo, distante de la armonía social. Bajo este precepto es fundamental que el ciudadano pueda recapacitar sobre los valores y elementos de convivencia que no le fueron enseñados o que olvidó como producto del ritmo de vida en que se encuentra y del conflicto que ha caracterizado a la sociedad colombiana en las últimas décadas.

En una segunda instancia, podríamos situar la poca participación y colaboración ciudadana. Quizás porque muchos ciudadanos desconocen sus derechos y deberes o simplemente porque la ciudadanía espera que sus derechos sean cumplidos sin ocuparse antes de sus deberes para con la ciudad. Hay que reconocer que el establecimiento de los derechos y las responsabilidades comienza en el hogar y, que al asumir nuestros deberes y defender nuestros derechos aseguramos el progreso personal y colectivo. Pero solamente, en la medida en que cumplamos nuestros deberes, podremos exigir que se nos respeten nuestros derechos. Además, la participación incluye reconocer las capacidades propias y las de los demás, como herramientas para solucionar los problemas.

Como tercera medida, tenemos la responsabilidad más grande que tiene el Estado y es la creación de las condiciones fundamentales para garantizar la vida digna de los ciudadanos y ciudadanas y por lo tanto, todas las acciones deben estar dirigidas en este sentido. Pero siempre nos encontramos con intereses particulares que se esconden detrás de dirigentes y grupos políticos, del sector privado y en general de las grandes élites, quienes desvían los necesidades e intereses de la comunidad, dejando sin mayor oportunidad a la comunidad, en especial a los grupos más vulnerables de la sociedad y ampliando aún más la desigualdad y la problemática social.

Y finalmente, tenemos la exclusión de la ciudadanía en la toma de decisiones. Exclusión, ya que en realidad la participación y la democracia de los ciudadanos se limita a escoger sus próximos dirigentes políticos y quienes son producto de las élites y no postulados por el pueblo, y así son estos dirigentes los que formulan, plantean, deciden y actúan sobre la ciudadanía.

En conclusión, la falta de unión, conciencia ciudadana, colaboración, participación y reconocimiento de deberes y derechos ciudadanos por parte de toda la ciudadanía, así como la inexistencia de un gobierno del pueblo y para el pueblo que busque la igualdad y la oportunidad de inclusión para cada uno de los y las ciudadanas, refleja las grandes problemáticas de la ciudad. Problemáticas que solo se verán resueltas cuando la ciudadanía sea re-educada para pensar en su ciudad como un espacio más que urbano, un espacio de todos y todas, un espacio para exigir una total y real inmersión en la participación ciudadana y en donde cada uno sea conciente de la necesidad de acatar y cumplir los deberes que tenemos, respetando al otro y trabajando en pro del bienestar tanto individual como común.

No hay comentarios: